Por Alejandro Pantoja Caltenco
Todavía estamos a inicios de año, y ahora tenemos la oportunidad de reencontrarnos con nuestra paisana, querida en su país, por nuestros vecinos del norte y el resto del mundo. Salma Hayek regresa a la gran pantalla, y ya encauzada en asuntos de envergadura, busca abarcarla haciendo uso de sus dos grandes corazones sin dejar pasar la oportunidad de divertirse ella misma e incluso hacer chistes al respecto. Todo esto sin ser la protagonista y más bien la antagonista en Socias en Guerra.
Mel y Mia (interpretadas por Rose Byrne y Tiffany Haddish respectivamente) son las mejores amigas que te puedas imaginar, su hermandad data desde la primaria y ha prevalecido tanto al grado de vivir juntas así como ser emprendedoras con una línea de maquillaje. Todo parece ir en orden hasta la llegada de Claire Luna (Salma Hayek), la mayor figura del mundo del maquillaje, quien les propone comprar parte de su pequeña empresa, cosa que a la larga provocará roces en la inmortal amistad.
No se encuentra muy oculto, Claire Luna parece parodia de Miranda Priestly de El diablo viste a la moda (2006), lo que no queda tan claro es si fue con o sin intención de que fuera tan caricaturizado y solo se limitan a darle vueltas a ello. Y aún así, es probablemente el peso fuerte de la película, por lo menos, lo más recordado (aunque tal vez no por las razones deseadas).
El platillo principal de la comedia radica en chistes sexuales, chistes sobre drogas y las disparatadas situaciones en las que se ven inmiscuidas nuestras protagonistas en donde a veces no hay lógica alguna de cómo se dieron dichas circunstancias. Todo esto entre mezclándose con el (reiterativo) mensaje sobre la amistad sobre que ésta lo puede todo, igualito que Damas en guerra (2011), más o menos, pero desde otra trinchera.
De igual forma, otro tema en el que centran particular atención es aquel de la belleza interna, que no necesitas de otras cosas para darla a conocer. En teoría están muy bien y bonitos lo que nos quieren recordar, pero más que otra cosa, parecen estar para poder cumplir con una cuota, se quedan muy en la superficie y repitiendo lo mismo repetitivamente de forma repetida.
No decepciona al cumplir con lo esperado y respetando las reglas del juego del género. Podría ser una opción para divertirse ya terminadas las actividades para lachaviza que no busca más allá de un rato de diversión y que al salir, ayudarle a fantasear sobre su permanencia a lado del otro.