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Transformers Uno: una cinta que recupera la fidelidad de la franquicia 
Por Alejandro Pantoja Caltenco
En 1939, T. S. Eliot publicó El libro de los gatos sensatos de la vieja zarigüeya, una recopilación de poemas sobre los diferentes tipos de comportamiento y personalidad gatuna. ¿Quién se imaginaría que décadas después, a inicios de los “ochentas”, llegaría una adaptación musical a los teatros de Londres? Este musical, con 38 años transcurridos desde su estreno, sigue encantando y maravillando a las audiencias alrededor del mundo haciendo no otra cosa más que seguir sumando seguidores.
En estos tiempos en que no se deja nada sin sacarle todo el provecho posible, no parecía mala idea trasladar a los entrañables gatos jélicos a la gran pantalla. Y quien mejor para llevarlo a cabo que aquel que ya había tenido éxito con un proyecto de circunstancias similares: Tom Hopper, con su versión de Les Misérables (2012). Todo era emoción y grandes expectativas hasta que…
…18 de julio de 2019. Ese día vio la luz el primer tráiler de la cinta. A resumidas cuentas, Hooper declaró en ese entonces que la apariencia que tenía el avance era debido a que los efectos especiales aún estaban inconclusos, y bueno, vaya que se notaba. Es entendible, pero la desconfianza ya se había plantado. Pasaron los meses y ahora, por fin, ha llegado la hora de ver el trabajo final.
No podemos negar que la animación a computadora mejoró considerablemente a lo que habíamos visto, pero aún así, no se logran buenos resultados del todo. Hay escenas, sobre todo en los “close-ups” donde sí podemos decir que se ve “bien”, aunque ya con cierta distancia, los rostros de los actores se notan muy sobrepuestos. Tal vez el mayor problema está en el diseño de personajes; termina siendo muy raro ver ese monstruo de Frankenstein hecho de humanos y gatos, o incluso con unas cucarachas que aparecen por ahí.
Al final, no nos encontramos realmente ante sorpresas, excepto tal vez, con la de que no consigue encariñarnos con aquellos gatos con los que ya estábamos enamorados por la obra; solo por mencionar, tenemos a un malévolo Macavity (Nefástulo) que no provoca amenaza alguna, o una Jennyanydots metamorfoseada ineludiblemente en el eterno personaje de Rebel Wilson.
Es justo mencionar que se nota que hubo la intención de presentar un filme a la altura, incluso sí tiene sus (limitados) buenos momentos, pero tristemente no se llegó al objetivo. No se supo trasladar correctamente lo escénico al celuloide (digital) pudiendo tener muchas posibilidades. Parece ser que era una tarea realmente complicada incluso para el mágico Sr. Mistoffelees. Así que, si en estos días, cuando a un fanático ensimismado contemple, es seguro que, melancólico, en su mente repite la gran tristeza, como lo que pudo ser, impronunciable, pronunciable, la película de Cats.
Lamentablemente, esta película tuvo varios tropiezos que terminaron en caídas, por lo que de sus siete vidas le han quedado dos. Creo que le caería bien una nueva vida jélical.
