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El paso de Las olas

Por Alejandro Pantoja Caltenco

Ya avanzados en el mes de febrero, habiendo dejado atrás los momentos llenos de emoción y pasión (o decepción para aquellos cuyo camelar fue negado) nos encontramos en salas un largometraje que de una forma u otra, rentará por un tiempo un espacio en la cabeza del espectador y se pondrá a rondar por ahí.

Se trata del nuevo filme de Trey Edward Shults: Las Olas (2019), un drama en el que sus personajes bien podrían decir como Anabelle Gutiérrez en Escuela de Vagabundos (1955) “Mi vida es una tragedia tras otra”. Nos presenta la historia de lo que a primera instancia pensaríamos que es una familia perfecta con una vida igual de impecable, liderada por un padre de buenas intenciones pero de mano dura, hasta que deberán hallar la forma de juntos superar una pérdida y perdonar.

Sin leer la sinopsis, de eso realmente uno se entera hasta pasada la mitad de la cinta, ya que es casi narrada como si se tratara de dos películas que hacen una sola y lo que se creería un epílogo resulta ser en realidad el tema principal. La “primera parte” es todo un festín hipnótico de emociones sin parar, una presentación del llegar al extremo y tocar fondo. Aunque es muy llamativa, nos vamos a centrar en la segunda, así como lo hace la historia misma.

El diálogo que el filme busca con su espectador es aquel (como el que deja implícitamente explícito la sinopsis) en el que aunque a nuestro alrededor parezca que solo rodea la oscuridad y pesimismo, si nos tomamos de la mano, respiramos juntos y conseguimos ver hacia arriba, sí hay forma de volver a subir. Podría ser inspirador el mensaje ante tanta adversidad que se llega a vivir desde la casa hasta escalas mundiales, pero choca con un tema controversial.

En un país como en el que vivimos, México, la inseguridad es un tema muy delicado, todo tipo de homicidios tristemente están presentes todos los días pero hay unos casos que particularmente han cobrado gran fuerza, los feminicidios. La cinta evidentemente busca retratar a la familia y las vías con las que buscan encontrar de forma desesperada poder sobrellevar un gran peso; pero en el curso, específicamente en una escena, se habla del perdón y hay un mensaje un tanto por debajo de la mesa en el que, intencional o no, todo se reduce al error humano y no se tratan de “monstruosidades”.

Buscando cumplir con el objetivo de la película, se llega a presentar (tal vez de manera accidental y un tanto en segundo plano) una epístola en la que pareciera que ciertos actos, aún presentando todo lo que derivó a ello siguen siendo reprochables, pueden ser perdonados por lo menos en consciencia. Esto formando parte de lo seleccionado por la lente que decide centrar unicamente su foco a narrar una gran tragedia familiar y cómo comenzar a sobreponerse a ella.

Finalmente, Waves es acreedora de 5 vidas gatunas y media de 7.

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