Mi amigo robot (Robot Dreams), dirigida por el cineasta español Pablo Berger, transmite una emotiva y encantadora película de animación que cautiva a públicos de todas las edades. Ambientada en un Nueva York antiguo y joven, donde los pingüinos juegan boliche y los pequeños cocodrilos aspiran a ser luchadores, la historia se centra en la vida solitaria de Dog, un canino excepcionalmente solitario que un día decide tener un amigo, así que construye un robot, quien lo acompañará en su rutina diaria.
Una decisión arriesgada
La ausencia de diálogos en la película permite que las conexiones entre los personajes se desarrollen plenamente a través de la narración visual, agregando una capa de autenticidad y emoción a la trama. Esta elección nos sumerge en un mundo donde los sonidos, paisajes, habitantes y la cultura de la ciudad cobran vida, convirtiendo la película en un viaje de descubrimiento y asombro tanto para los personajes como para el espectador.
La relación entre Perro y el robot es el corazón de la cinta. A medida que su amistad florece, el mundo que los rodea se convierte en una fuente de maravilla y alegría. Tocan un tema universal y conmovedor: la esencia de conocer a alguien que te hace descubrir el mundo nuevamente con ojos nuevos. Este mensaje sobre la importancia de la amistad y el amor infunde una profundidad emocional que trasciende su formato animado.
Sin embargo, el conflicto surge cuando el robot se oxida en la playa, dejando solo su cabeza funcional. La desesperación de Perro y su determinación por rescatar a su amigo crean un vínculo emocional con el espectador. Se convierte en una odisea emocional a medida que Perro y Robot intentan reunirse, enfrentando desafíos y desilusiones a lo largo del camino.
El tiempo que pasan separados está lleno de sueños e imaginaciones de su reunión, reflejando cómo nuestras relaciones pueden ser frágiles y preciosas. La presencia de las Torres Gemelas agrega una capa de nostalgia y anticipación a la historia, recordándonos lo efímera que puede ser la presencia de los seres queridos en nuestras vidas.
El valor de una amistad sin palabras
Mi Amigo Robot es una obra que nos recuerda el valor de la amistad, el amor y la humanidad. A través de una narración visual rica en emociones y un guion conmovedor, la cinta nos sumerge en un viaje emocional que nos hace apreciar la belleza de nuestras relaciones y nos enseña a vivir en paz con el destino y la inevitable pérdida.
También se destaca por su contexto histórico en los años 80, un período que evoca nostalgia y añoranza por un tiempo más sencillo. Esta atmósfera se combina con la pulsión surrealista que caracteriza la obra de Berger, enriqueciendo aún más la experiencia. La calidad de la animación y el diseño de personajes son impecables; la música, especialmente la icónica “September” de Earth, Wind & Fire, añade capas de emoción y años de gloria.
Mi Amigo Robot se posiciona como una joya de la animación contemporánea, no solo por su calidad técnica y narrativa, sino también por la manera en que aborda temas universales con sensibilidad y profundidad. La película de Berger trasciende las barreras del género y la edad, dejando una impresión perdurable en el corazón y la mente del espectador. Es un testimonio del poder del cine para conmover, inspirar y recordarnos la importancia de valorar las relaciones que dan sentido a nuestras vidas.
Calificación: 7 de 7 vidas