En su segundo largometraje, la directora Lila Avilés teje una narrativa compleja y inspiradora que profundiza en las complejidades de la vida familiar mexicana, Tótem. Si bien su primera cinta, La camarista, exploraba las jerarquías en el entorno de las empleadas de limpieza en un hotel de lujo, Tótem se sumerge en un terreno mucho más emocional y cargado de significado.
Sinopsis
La historia se desenvuelve en la casa de los abuelos de Sol, una niña de siete años, que llega con la expectativa de celebrar el cumpleaños de su padre, actualmente luchando contra una enfermedad. A través de la lente de la intimidad y la emoción, Avilés construye el retrato de una familia enredada en tensiones, frustraciones y el torbellino de emociones que rodean la enfermedad.
Lila Avilés: ¿símbolo de calidad?
Avilés, ganadora de premios en festivales internacionales, demuestra una vez más su habilidad para explorar las complejidades de las relaciones humanas. Tótem no es simplemente una película; es un ejercicio elaborado en el que convergen diversas historias, cada una es un hilo en el tapiz general de la trama. La directora se sumerge en la psique de sus personajes con paciencia, presentándonos una obra que destaca por su autenticidad y capacidad para generar una conexión visceral con la audiencia.
La película se enfrenta al desafío de contar una historia a través de los ojos de un niño, una tarea que Avilés maneja con destreza; Sol, interpretada brillantemente por Naíma Sentíes, se convierte en la piedra angular de la narrativa, ofreciendo una perspectiva única que resalta la infancia frente a la dura realidad de los problemas fuera de su alcance, como la enfermedad de su padre. A través de sus interacciones y observaciones, se revela un mundo familiar lleno de luchas internas.
Una producción cuidada hasta en el más mínimo detalle
El formato de pantalla 4:3, la fotografía naturalista de Diego Tenorio y las actuaciones soberbias del elenco contribuyen a la inmersión del espectador en el universo de Tótem. La casa, escenario principal de la trama, se convierte en un personaje por derecho propio, con sus distintos espacios reflejando las diversas capas de la historia familiar. Avilés logra crear una atmósfera tan palpable que el espectador se siente como un miembro más de la familia, observando desde adentro los conflictos y las alegrías que se desarrollan.
La estructura narrativa de Tótem es como un rompecabezas emocional que se va ensamblando lentamente, en algunos momentos puedes reír, puedes llorar, enojarte, etc. Avilés utiliza el formato cuadrado para enfocarse en los detalles, para permitir que el espectador se sumerja en las expresiones faciales, en las miradas que dicen más que mil palabras. Este enfoque crea una experiencia cinematográfica íntima y personal, donde cada gesto, cada silencio, contribuye al tejido emocional de la historia.
Los retos de las familias
La película se erige como una mirada a los lazos familiares en la cultura mexicana. Avilés no teme explorar los demonios y las luchas individuales de cada personaje, revelando capas de complejidad que resuenan con autenticidad. Desde la obsesión de Nuria por terminar un pastel hasta las ceremonias de energía cuántica de Napo, cada personaje enfrenta sus propios dilemas mientras la familia intenta mantener la normalidad frente a la inminencia de la pérdida.
La directora logra construir una película que, aunque enfrente la tragedia, se aferra a la ternura y la verdad. La película se desenvuelve en una sucesión de momentos familiares, capturados con una claridad magnífica. Avilés utiliza los silencios y las miradas como herramientas narrativas, creando una obra que no busca lo grandilocuente, sino lo auténtico.
Cada personaje, desde los más jóvenes hasta los más ancianos, se convierte en un vínculo en la cadena de experiencias que forman la vida de la familia. El metraje no busca juzgar, sino explorar, mostrando compasión por cada lucha y ofreciendo una mirada empática hacia la complejidad humana.
La cámara en mano y el formato de la Academia contribuyen a la sensación de autenticidad, como si estuviéramos viendo momentos de la vida de alguien más. Este estilo documental, combinado con las actuaciones naturales y la dirección transporta al espectador a un espacio donde la realidad y la ficción se entrelazan de manera impactante.
Conclusión
Tótem es una clara evidencia de que el cine mexicano está en constante evolución, experimentando nuevas narrativas y perspectivas. La película invita a la reflexión sobre nuestras propias relaciones familiares, recordándonos que todos llevamos nuestras propias cargas y luchas. Con su enfoque en la familia, la enfermedad y la inevitabilidad del cambio e incluso la muerte, Tótem se posiciona como una obra creativa, carismática y necesaria en el panorama cinematográfico actual.
Calificación: 6 vidas y media de 7. Disponible en Cinépolis y Cinemex.