fbpx
¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret

‘¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret’: La película que toda niña y madre deben ver

¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaretse acaba de estrenar en los cines este 7 de septiembre en todas las salas de cine y te voy a ser sincera en esta reseña. No tenía mucha esperanza al inicio, pero al salir disfruté tanto de la experiencia que de verdad quiero que vayas a verla.

Aunque antes debo aclarar un punto muy importante, “¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret” es una película basada en el libro de Judy Blume, con el mismo nombre, y para ser sincera, por mucho que ame leer no he tenido el gusto de sumergirme en esta obra, así que todo lo que diga aquí será desde mi punto de vista de la cinta exclusivamente y no sobre si es una buena adaptación de obra original, porque la desconozco. Así que si eres un fan literario, una disculpa, pero sigue leyendo la reseña, posiblemente la encuentres interesante.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret

Sinopsis

Ahora sí, vamos a iniciar y como siempre, primero les contaré de qué trata esta película dirigida por Kelly Fremon Craig. Pues, dentro de sus casi dos horas, nos cuenta la historia de la pequeña Margaret (Abby Ryder Fortson) y su madre Bárbara (Rachel McAdams), una está a punto de comenzar los cambios de la adolescencia y que, como toda persona a esa edad, lo único que quiere es encajar, pero al momento de cuestionarse cómo hacerlo descubre mucho de sí misma y de su vida; mientras que la otra al notar los cuestionamientos de su hija se ve en la encrucijada de enfrentarse a sus miedos pasados o seguir siendo una conformista.

Los cambios no son malos

Esta comedia toma muchos puntos durante su desarrollo, el principal, como se los comente arriba, es el de los cambios, pero no solo físicos de las niñas en la adolescencia, sino que también toma en cuenta como cambia nuestra mente al tener que salir de la zona de confort a la que tanto estamos acostumbrados y que adaptarnos a los cambios de la vida es una tarea pesada y que lleva tiempo.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret

En el caso del personaje de Margaret, lo vemos en el hecho de que de la nada un día sus padres deciden mudarse sin consultarla y justo el hecho agobiante se junta con el inicio de su pubertad y como era de esperarlo eso es una bomba para una pequeña que está acostumbrada a su feliz vida sin cuestionamientos.

Por lo que muchos se podrán identificar con la pequeña protagonista de la película en el hecho de que todos cuando llegamos a la pubertad éramos un desastre, hacíamos un drama por cosas banales como no ver a nuestros amigos por un día, nos urgía crecer, que nos trataran como adultos. ¡Nos queríamos comer el mundo! Ay, si nos hubieran dicho antes cómo era la vida adulta en realidad…

Mientras que en el personaje de Bárbara, veremos todo lo contrario. No lo pesado que es ser adulto, pero si el hecho de serlo implica que nos tenemos que enfrentar a nuestros miedos para poder avanzar, debemos aprender a tomar decisiones y entender que el crecer y mejorar nuestro estatus de vida no implica que dejemos de lado nuestras pasiones solo porque el resto lo hizo.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret

El fanatismo en la religión es peligroso

Sí, es algo muy obvio por el título, “¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret”, la religión también toma un punto muy importante en el desarrollo de la historia, pues básicamente es el detonador de que tanto madre e hija se vean cuestionadas al momento de enfrentarse a los cambios de su vida.

Tal vez te interese La niña callada: El silencio puede ser el mejor sentimiento

Para que me entiendan un poco más y sin dar spoilers en esta reseña, Margaret nació en de un matrimonio donde su la familia de su padre es judía y la familia de su madre es cristiana, ambos demasiado devotos para ser sinceros, por lo que como una escapada rápida de todos los problemas que eso les ocasionó con sus abuelos, los progenitores prefieren dejar que su hija decida que quiere “cuando sea mayor”, pero, no contaban con que en algún momento, mientras la niña convivía con sus compañeros y maestros se comenzara a cuestionar el “¿y yo que soy?”.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret

Por lo que algo que amé de ¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaretes que nos puntualiza de manera muy certera que la religión por sí sola no es mala y que cada uno puede creer en lo que se nos dé la gana, mientras respetemos las creencias de los demás.

Aunque claro, ambas familias son el ejemplo perfecto de como caer en el fanatismo puede destruir los lazos familiares e incluso ocasionar problemas en el crecimiento de los pequeños, quienes sinceramente no tienen ni la madurez ni la idea de en lo que los meten.

Conclusiones

La historia de ¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret es hermosa, divertida y que te hace recordar y tomar conciencia de la importancia de la adolescencia y lo difícil que es la transición. Sí, tiene sus pequeños errores como en un momento dejar al aire el tema de la religión y sentarse solo en la pubertad, pero definitivamente saldrás de esa sala de cine amándola y con la sensación que es momento de hacer lo que tú quieres sin importar lo que el resto piense.

Calificación: 6.5 de 7 vidas. No te lo pierdas en Cinépolis y Cinemex.

¿Estás ahí, Dios? Soy yo Margaret

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error

¿Te gustó esta nota? Comparte

Instagram