A casi dos años de su estreno en El festival de cine de Sitges, por fin llega a las salas de cine mexicanas El exorcismo (The Banishing). El reverendo Linus, en compañía de su esposa e hija, se muda a una mansión con un terrible secreto. Cuando un espíritu vengativo comienza a perseguir a la pequeña Adelaide, sus padres se ven obligados a enfrentarse a sus creencias o perder a su hija.
Una cinta con un gran potencial
El exorcismo entrega una trama con un buen diseño de personajes, principalmente el del espíritu que acecha a Adelaide. Esto se realza gracias a efectos prácticos en combinación a un creativo uso de espejos. Sin embargo, el problema recae en la base de toda película: su guión.
Esta cinta tiene todos los elementos que pudieron haberla hecho una gran propuesta de su género, pero fracasa casi sin intentarlo. Comenzando con un simple problema de distribución, el título no tiene nada que ver con su trama, esto debido a que originalmente se llama El destierro.
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Pero la raíz del mal data desde una narrativa apresurada que salta de una idea a otra. La historia se sostiene con dificultad sobre un abanico de personajes sin desarrollo y cuya presencia e intenciones son poco claras; por no decir que confusas. Nos encontramos con protagonistas que quieren ser odiados sin causas lógicas aparentes, como es el caso de Linus.
En conclusión, El exorcismo es una cinta que contaba con todos los elementos para distinguirse dentro de su género, pero que termina siendo una más del montón. No obstante, para que se hagan su propia opinión, no se la pierdan en cines a partir del 10 de febrero.
Calificación: 1 de 7 vidas. Pueden verla en Cinépolis o Cinemex.