En septiembre de 1957, se presentó por primera vez en el Winter Garden Theatre de Broadway el musical West Side Story (Amor sin barreras), adaptación libre de la obra Romeo y Julieta de William Shakespeare. Cuatro años después, llegó una adaptación a la gran pantalla dirigida por Robert Wise y Jerome Robbins, el cuál ganó 10 de los 11 premios Óscar a los que estuvo nominado, incluido mejor película. Ahora podrás ver en cines una nueva versión, esta ocasión bajo la dirección del legendario Steven Spielberg. Amor sin barreras cuenta una clásica historia de rivalidades y amor juvenil que ocurre en la ciudad de Nueva York en los años 50.
¿Un gran musical?
Me es complicado hablar de la obra original, esto debido a que, en el momento en que asistí a ver la cinta, desconocía de ella, por lo que mi crítica se basará únicamente en la creación de Spielberg. El diseño de los escenarios es interesante, el cual resalta junto a una ingeniosa presentación de personajes acompañada de coreografías muy sencillas pero impresionantes. Cada personaje llega a tener su momento en pantalla; desde las pandillas, Jets y Sharks, hasta la pareja principal, Tony (Ansel Elgort) y Maria (Rachel Zegler).
Con la ayuda del vestuario, la película nos transporta a la década de los 50 y, desde el primer acto, plantea un tema que aunque ya pasó más de medio siglo, aún sigue vigente: el racismo hacia la comunidad latina. A lo largo de la cinta se presenta un problema muy fuerte de la comunidad puertorriqueña, quienes temen ser desalojados de sus hogares. Esto, mientras hay una pelea entre los Sharks, una pandilla conformada por puertorriqueños, y los Jets, la pandilla rival, que están de acuerdo en que se vayan de NY.
Por otra parte, hay deficiencias en la aproximación hacia algunos personajes. El principal fallo se encuentra en la pareja protagonista. Rachel Zegler desempeña bien su papel, pero al hablar de Ansel Elgort como Tony, uno espera ver a un chico un tanto rudo que pasó un periodo en prisión y no quiere meterse en la pelea por el territorio, sin embargo, encarna un muchacho cara bonita que llega a demostrar lo contrario, más en la época en que se ambienta la cinta.
Aunado a ello, la historia se desarrolla demasiado lento. Introduce un romance espontáneo, inclusive un tanto forzado. Se nota que quiere contar una historia muy sencilla y corta en mucho tiempo, lo cuál llega a tornarse aburrido mientras avanza.
Esto deja con una incógnita, ¿la historia de Amor sin barreras sigue vigente? La respuesta es sí y no. Toca temas que se siguen presenciando en pleno 2021, pero por otra parte, a este romance a lo Romeo y Julieta le falta desarrollo, y por ende, esta película se queda por debajo de otros musicales, como Querido Evan Hansen, el cuál está más actualizado.
Calificación: 3 de 7 vidas. No te la pierdas en Cinépolis o Cinemex.