Por Alejandro Pantoja Caltenco
Lo desconocido siempre ha sido objeto de curiosidad. Algunos se obsesionan con la inmensidad de las profundidades del océano. Están aquellos que se sorprenden por las maravillas de la vida, su origen y sus múltiples presentaciones. Otros, se dejan seducir por los misterios del espacio exterior. ¿Y por qué no? También hay quienes conjuntan de alguna forma las fascinaciones anteriores al ir en busca de algún ser, ubicado entre las estrellas, que responda el llamado.
John Sheperd es un hombre que dedicó 30 años de su vida al esfuerzo inalcanzable de hacer contacto con algún ser no terrestre. Un hombre ermitaño e independiente, más allá de sus abuelos, que en su propia casa montó todo un complejo electrónico para lograr su cometido. Un hombre que en su propio planeta es visto como un ser alienado. Un hombre comprometido con un sueño imposible de una convicción que pareciera igual de inverosímil. La historia de una vida narrada en tan sólo 16 minutos pero no por eso menos grande.
Netflix recientemente también ha apoyado el trabajo del cortometraje. Tal vez no sean muchas, pero las propuestas pueden brindar pláticas a posteriori igual de largas que un largometraje. Tenemos los trabajos de reconocidos cineastas como el de What did Jack do? (2020) de David Lynch o Anima (2019) de Paul Thomas Anderson. Pero también nos encontramos aquellos con formato documental de temática social como el galardonado con un premio Oscar, Period. End of sentence (2018) de la realizadora Rayka Zehtabchi; ganadores en Sundance como El comerciante (2018) o Ghosts of Sugar Land (2019). Inclusive, aunque por obvias razones no fueron producidos por Netflix, se encuentran en el catálogo trabajos realizados por el mítico John Ford durante la Segunda Guerra Mundial.
John buscaba un contacto extraterrestre (2020) se suma a la lista de cortometrajes en el sumario de Netflix. Un breve relato que aunque se aleja de la temática social, es una historia que se propone calentar el corazón de quien le dé la oportunidad de ser reproducido. Esto es debido a que, aunque John ha dedicado su vida casi en su totalidad a las indagaciones extraterrestres, el corto se centra en el que probablemente se convertiría en el gran aspecto de su vida.
John tal vez no logró entablar comunicación con el exterior, pero realizó un contacto aquí mismo en Tierra. Un contacto tal vez cursi pero vaya que igual o incluso aún más complejo. Un contacto al que muchas personas solo añoran pero no siempre obtienen o mantienen. Sin embargo, John le presta a quien lo ve y escucha un poco de la esperanza, creencia y optimismo que tanto lo ha caracterizado para seguir buscando.
Ya sea en busca de extraterrestres, el fondo del mar, nuevas especies, o algo más simple y tan complejo como establecer un contacto tan terrenal como carnal pero al mismo tiempo intangible, es importante mantener la búsqueda y la ventana abierta. Una historia digna del gusto de Nolan donde el amor se impone ante las barreras del espacio. Nunca está de más seguir con la búsqueda. Como canta el grupo Elefante: “El que busca encuentra”.