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La cacería de los fifís

Por Alejandro Pantoja Caltenco

Luis Buñuel proponía el ejercicio de plasmar los fetiches y fantasías en la pantalla, resultando así en una forma sana de dejarlos salir, satisfaciéndose a uno mismo y sin realmente afectar a nadie. Los realizadores detrás de La Cacería (2020) parece que han hecho caso a esas palabras. Haciendo lo que parece una mezcla entre Los juegos del hambre (2012) y La Langosta (2015), deciden realizar un filme crítico hacia las posturas políticas actuales.

Su trabajo sigue la línea en la que la mejor forma de criticar es la comedia. Frente a nosotros se desarrolla una historia completamente irreverente, en la que un grupo de gente de ideas conservadoras se encuentra perseguido, o cazado, por otro conjunto de personas, pero en este caso, de ideales liberales.

En esta cinta nadie se salva y deciden dejar en evidencia, o más bien ridiculizar, a todo aquel que se le ponga enfrente. Manejan con gracia las ideas retrógradas, racistas y xenófobas cuando los personajes con dicha ideología se encuentran en persecución; de igual forma, los que representan a aquellos con pensamiento “opuesto” se dejan ver como otro extremo en el que poco saben hacer más que ser hipócritamente correctos.

Evidentemente, es una cinta que ha causado controversia, ya sea desde el nivel de violencia explícita o por el discurso político, siendo uno de los grandes ofendidos el mismísimo presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, quien acusó (en Twitter para variar) a los liberales de Hollywood de racistas y de considerarse una élite.

Regresando a los ámbitos sangrientos, la película también ha tenido que superar problemas gracias a eso. Esto bien pudo servir como campaña publicitaria, cosa que hemos visto que funciona. Siendo honestos, aunque la película no tiene pudor a mostrar el interior carmín de sus personajes, se utiliza mucho como elemento cómico, que sí, puede afectar a ojos sensibles pero realmente más que provocar nauseas o incomodidad, causa risa por lo inverosímil y exagerado.

No se tratan de niveles de violencia que no hayamos visto antes en pantallas, incluso en los grandes largometrajes comerciales; pasando desde cintas como Deadpool (2016), el propio Tarantino, los filmes de terror/horror e incluso las películas de parodia como The Hungover Games (2014), más que nada por el (en ocasiones) sin sentido de las muertes.

¿Cuántas veces no hemos escuchado (ya sea desde nuestros labios o de ajenos) un comentario en el que se sugiere que todo sería mejor si les causáramos la muerte a aquellas personas que condenamos de originar daño? Seguramente se tenía eso en mente, y/o con ganas de saciarlo, al momento de darle vida a la trama, sin dejar de lado que deben ser parejos, por lo que atacan directamente ambos extremos de las ideologías políticas que se encuentran con fuerza en las tierras del Tío Sam.

La Cacería busca ser un filme que divierta a su espectador pero aprovechando para intentar hacerlo reflexionar sobre lo ridículo y tóxicas que pueden ser estos opuestos de corrientes políticas. Sin embargo, ciertamente no resulta ser tan crítica como se pinta y le llega tanto a limitar como a pesarle a sí misma adoptar el estilo de parodia, manteniéndose más fiel a ese género que a su discurso. Por eso, de las 7 vidas con las que se presenta, al final se lleva 5.

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