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Por Alejandro Pantoja Caltenco
Sin serlo de manera declarada ni tampoco explícita, Lo mejor está por venir se trata de una especie de remake de Truman (2015), una película sobre dos amigos que se reencuentran después de mucho tiempo y dado que uno de ellos fue diagnosticado con cáncer, se embarcan a disfrutar juntos de esos últimos días. Ambas producciones parten de ese mismo argumento pero toman caminos distintos. En la cinta francesa de este año, se le añade que “accidentalmente” quien no está enfermo, al no tener el corazón para darle las malas noticias a su amigo, se hace pasar por el que se encuentra grave sin darle a conocer la verdadera situación de su estado de salud.
El filme, en el sentido estricto de la palabra, se trata de una comedia romántica, cuenta con sus elementos y pasa por todas las circunstancias de una. En este caso, el volverse a conocer, aventuras y buenos momentos juntos, así como una situación que pone en riesgo su relación pero que se ve superada por su inquebrantable amistad.
Eso no lo comento a manera de crítica, ya que realmente es algo que funciona y deja un tanto más claro su intención. Aunque no se trata del amor de una pareja sentimental, sí deja claro que bien se puede decir que se ama a un amigo y que a veces, ese amor llega a ser más fuerte que el de pareja, el cual solemos colocar en la punta de la pirámide.
Sí, pasa por algunos o varios lugares comunes pero en ningún momento llega a realmente afectar. Tiene sus cosas que hasta cierto punto no te explicas por qué las hacen e incluso hacen dudar sobre si verdaderamente existe una empatía hacia el otro, pero supongo que fue la mejor ruta que pudieron encontrar para llegar a su destino.
Dejando esos “detalles” de lado, el fuerte de la película recae en la gran química de ambos actores, la amistad se siente orgánica e invitan a pasar el buen rato con ellos. Ambos tan diferentes el uno del otro y aún así, a pesar de los años, cada uno sigue siendo el mismo de ayer, su incondicional.
