El muñeco diabólico está de regreso

¡Ah, Chucky! La mayoría conocemos a este personaje del género de terror, que marcó a más de una generación. Es emotivo recordar las 3 primeras cintas de la saga, que en mi opinión son las que importan (La Novia e incluso el hijo de Chucky quiero fingir que no existieron); y este año, los productores de IT nos traen este remake en manos del director Lars Klevberg (The Wall, 2012), en el que toma temas actuales de la tecnología.

A diferencia de la saga original, nos presentan a un Buddi que funciona como I. A. (Inteligencia Artificial) y que también controla dispositivos de la marca Kaslan (la compañía que los creó), pero tiene un error de fabrica que lo libera de limitaciones y le dan pensamiento propio. Como consecuencia se convierte en un peligro para Andy, así como para su familia y amigos.

El remake que nadie pidió, pero…

Esta cinta tiene de todo, al combinar escenas de muerte con chistes demasiado absurdos y hasta racistas pero buenos, e inclusive con autoburlas que te harán sacar una que otra carcajada. Las actuación de Andy es buena, y se pone más interesante en el clímax. Muestran algo muy distinto a ese niño asustadizo que huye de su juguete, como vimos en la primera; Mark Hamill le da un carácter único a Chucky, que ayuda a que la trama sea demasiado entretenida y fluida, y cómo no! si te muestran un reflejo de la juventud actual y los temas que les interesan, con dispositivos de compañías como Google o Amazon ¿Qué pasaría si estos se rebelan contra nosotros de una manera impresionante? Esto da como resultado múltiples referencias a la cultura pop.

Lo malo que no es tan malo

En serio, son detalles que se perdonan, al ser una cinta no avalada por Don Mancinni, pero cabe resaltarlos. Si bien es una buena historia, tiene un inicio abrupto y a la vez bobo en cuanto al origen de Chucky. Los primeros minutos van de manera rápida, pero mientras avanza se compone e incluso mejora. Uno que otro diálogo que no van al caso, las pláticas que deberían ser cotidianas se vuelven irreales; un ejemplo, una charla entre vecinos se tornan en temas tecnológicos.

Algunos efectos sí se ven terribles, pero como dije al inicio, se perdonan y hasta nos compensan ese detalle, pues supieron darle la vuelta y aprovechar estos errores de CGI para momentos absurdos y divertidos, que además sí tenían un propósito.

Conclusión

Child’s Play (o el muñeco diabólico para los cuates) es una cinta entretenida en donde pasaras de la risa al miedo, sin perder el hilo. No es una joya pero vale la pena, por eso le doy 5.5 de mis 7 vidas, con toda la violencia. No se la pierdan en cines este 12 de julio y recuerden: 🎶 You are my buddy, until the end… 🎶