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Chicuarotes: la prueba de que seguimos igual.

Vivimos en una sociedad en el que todo pasa: la que más predomina es el machismo, ya que lamentablemente este problema no desaparecerá hasta dos o tres generaciones después. Pero no es lo único que sucede en nuestro país, pues tenemos la violencia intrafamiliar, que va de la mano con el machismo y la pobreza, que es lo que más retrata esta cinta. Muchos hemos visto a esos payasitos que lo único que buscan es conseguir dinero, pero ¿qué pasaría si al no darles ni un peso, deciden asaltarnos?

Así comienza de manera abrupta este segundo largometraje de Gael García Bernal, con Cagalera (Benny Emmanuel) y Moloteco (Gabriel Carbajal) como protagonistas; dos jóvenes, como tú, como yo; su objetivo en la vida es salir de la pobreza, en un San Gregorio Atlapulco donde se ve la otra cara de la moneda respecto al turismo y vemos la vida diaria de los habitantes.

Una cinta muy singular

Con un reparto que va por una parte joven y otra ya veterano. Nos demuestran que se puede hacer una buena cinta, con momentos graciosos, interesantes y hasta memorables. Benny es la prueba de ese talento en crecimiento, al caer el peso de la trama principalmente sobre él; mientras que Gabriel es la revelación que puede llegar lejos a futuro si se lo propone. Se nos plantean varías situaciones externas que van a afectar a los protagonistas y veremos como ellos harán lo necesario para salir de esos problemas. Tiene giros de trama que tal vez no te sorprendan, pero si harán que la historia siga un curso distinto a lo que cintas similares del mercado.

Lo negativo

Lo malo de la película no es la realización, sino el reflejo de la sociedad mexicana que se muestra, esto ya se ha visto con anterioridad, y como ejemplo más conocido tenemos las cintas de Luis Estrada: La Ley de Herodes (1999), Un mundo maravilloso (2006) y El Infierno (2010), con Damián Alcázar como protagonista. Pero, más que una representación actual, es un recordatorio de que en pleno 2019 seguimos con los mismos problemas: corrupción, asaltos, secuestros, violencia intrafamiliar e incluso asesinatos. Esta cinta es la prueba de que debemos hacer algo como sociedad, porque tarde o temprano estos obstáculos no dejarán aún más estancados de lo que ya estamos.

Hablemos de la narrativa: hay situaciones que afectan a nuestros protagonistas a lo largo de la película; pero no todos se solucionan y te dejan con la duda de qué pasará. El final se maneja de forma abierta, dejando al espectador con muchas ideas de reflexión.

Conclusión

Chicuarotes es una cinta muy buena que te dejará demasiado en qué pensar y hasta conectar con los personajes y sus problemas del día al día. Pero también con una sensación de observar a tu alrededor y ver que todo sigue igual, y que algo hay que hacer, de lo contrario…

Por cierto, le doy 6 de mis 7 vidas, no se la pierdan en su cine más cercano.

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