Por Daniel Flores Chávez
Batman y Robin. Capitán América y Bucky. Green Arrow y Speedy. Optimus Prime y Bumblebee. Parejas indómitas, capaces de vencer a una gran cantidad de enemigos, recurriendo a sofisticados gadgets y armas, o bien, al mítico escudo tricolor de “Steve Rogers”, sin olvidar la puntería del arquero esmeralda. Pero hay otro dúo dinámico, cuyos enfrentamientos contra gandallas y malandrines podían durar hasta diez minutos en pantalla, con secuencias de peleas, jocosas y exageradísimas. Por supuesto, ¿quiénes más podían ser que los míticos Bud Spencer y Terence Hill?
Las 19 cintas que filmaron juntos, redefiniendo la comedia física proveniente de “El Gordo y el Flaco”, se exhibieron poco en las pantallas grandes mexicanas. Fue la TV abierta la encargada de presentar al público las aventuras de estos italianos. Durante finales de la década de los ochenta y principios de los noventa, Imevisión solía exhibir los sábados por la noche emblemáticos títulos de este par, destacando “Quién encuentra un amigo, encuentra un tesoro”, “Dos puños vs. Río”, “Pares y nones”, “Juntos son dinamita”, “Dos súper policías en Miami” o la saga de espagueti western sobre el vaquero, “Trinity” (a quien hasta Tarantino hace un homenaje en “Django sin cadenas” (2012).
Años más tarde, Televisa se quedaría con los derechos de transmisión de estos filmes, pésimamente doblados al español, que restaron interés para generar un público nuevo en torno a estos personajes. Aunque, a decir verdad, en Youtube se pueden encontrar las películas completas, sólo que algunas están en alemán, otras en italiano, varias en español de la Madre Patria o español latino. Igualmente se escuchan en inglés y en francés, demostrando la popularidad de Spencer y Hill desde los setenta.
Si bien eran reconocidos en Italia por la gran cantidad de películas grabadas en aquel país, fue hasta principios de los setenta que comenzaron sus andanzas, ya no sobre caballos o barcos pirata, sino en situaciones modernas, encarnando a traileros, policías, marineros, pilotos de carreras o simplemente individuos sin oficio ni beneficio, pero con mucha suerte a la hora de correr riesgos. Este cine de Serie B resultaba disparejo, a veces existían todos los elementos necesarios para asegurar el éxito, y en ocasiones, los insufribles guiones hacían de estas producciones todo un caos. Pero lo que nunca fallaba y que mantenía al público expectante eran los tremendos agarrones de la pareja contra 8, 10, 15 y hasta 20 esbirros del villano en turno, que recibían los mejores guamazos de Spencer y Hill.
A veces ni importaba qué papel desempeñaban, a final de cuentas eran siempre los mismos. Hill, delgado, apuesto y rubio, de singulares habilidades gimnásticas y Spencer, obeso, alto, barbón y de mal carácter, poseedor de puños de acero. En los filmes, salvaron al mundo de una ridícula organización criminal que parodiaba a “SPECTRE” de “James Bond”; cruzaron el océano Atlántico para patrullar las calles miamitas y de paso conquistar a Estados Unidos; fueron a la selva a salvar a los hipopótamos y se la pasaron de juerga en Río de Janeiro.
Sin duda, su mejor disparate es “Juntos son dinamita”, conocida mundialmente con el título de “Y si no, nos enfadamos” (Marcello Fondato, 1974), repleta de situaciones a partir de la anécdota de un empate en una carrera de autos. Debido al resultado, “Kid” (Hill) y “Ben” (Spencer) deciden que quien tome más cervezas en la feria del pueblo será declarado ganador del premio: un bonito buggy. Lamentablemente, el odioso gánster local, conocido como “El Jefe” (John Sharp), destruye el vehículo, provocando la ira de estos machos alfa.
De ahí se desprenderán dos grandes escenas: la pelea en el gimnasio, en que “Kid” y “Ben” arrollan a un grupo de boxeadores con tremenda agilidad para hacer comedia física, y la del coro de la iglesia, en la que Spencer se lleva las palmas, balbuceando la letra de una risible melodía con su potente voz (y afeminada de repente), al tiempo que él y Hill se escabullen de un francotirador entre los demás intérpretes.
Por si fuera poco, las pegajosas canciones de los soundtracks de estas películas se tornaban en himnos juveniles, al son de ritmos discotequeros y hasta country, mismos que resultaban un plus para los fans, que por lo menos en México, no encontraban por ningún lado la música con la que Spencer y Hill soltaban sus bofetadas a diestra y siniestra (afortunadamente, en Youtube es posible rescatar esos sonidos).
La fórmula obtenida dio en el clavo, Europa y la Unión Americana se rindieron a la comicidad de ambos, siempre elegante (salvo “Dos puños vs. Río”), talento que les duró hasta 1994 cuando filmaron su última historia juntos, “Botte di natale”, dirigida por el propio Terence, la cual homenajeaba las secuelas de “Trinity”. Estos pesos pesados de la comedia fueron galardonados en 2010 con el premio, “David de Donatello”, otorgado por la Academia de cine en Italia.
Se dice que, de algún modo, todos los hombres en el fondo quisieran tener la vida del agente secreto “007”, sin embargo, ¿quién no quisiera departir aventuras por doquier con ese amigo de toda la vida, soltando puñetazos para hacer justicia? ¿Cuántos no imaginaron situaciones divertidas con su cuate más cercano y cuántos más jugaron con sus figuras de “Star Wars” o sus luchadores de plástico corriente, imitando las exageradas peleas de Bud Spencer y Terence Hill?
A pesar de la distancia, los idiomas y a que Spencer falleció el 27 de junio de 2016, esta explosiva pareja sigue en el recuerdo cinematográfico de varias generaciones, esperando ser descubiertos por los nuevos fanáticos del Séptimo Arte.